El jugo de pomelo exprimido es frecuentemente ingerido por las mañanas, y para muchas familias es un ingrediente natural y cotidiano del desayuno. Todos asociamos al jugo de pomelo como una fuente de nutrientes y sustancias tan importantes como la vitamina C (el aporte de esta vitamina por pomelo supera la ingesta diaria recomendada para este nutriente), aunque también contiene beta-carotenos, licopeno y ácidos orgánicos. El contenido en carotenoides, pigmentos que confieren a los vegetales el color anaranjado-rojizo no es significativo, salvo en el pomelo rosado, donde el contenido en beta-caroteno y licopeno es muy alto (3,4 mg y 1,3 mg respectivamente).
Otro aspecto del jugo de pomelo no tan conocido es su interacción con algunos medicamentos. El conocimiento de esta interacción surgió de un hallazgo casual: en el año 1989, cuando se estudiaba la farmacocinética del antihipertensivo felodipina con una formulación farmacéutica en la cual se usaba etanol y se utilizó jugo de pomelo para enmascarar el sabor del etanol. Sorpresivamente, encontraron que la concentración de felodipina en sangre aumentaba cinco veces, llegando a niveles tóxicos. A partir de este hecho, comenzaron a observarse que el jugo de pomelo afectaba otros medicamentos y se comenzó a investigar su mecanismo de interacción o interferencia.
Los componentes del jugo de pomelo varían considerablemente según variedad botánica, madurez y origen de la fruta, condiciones climáticas de cultivo y proceso de fabricación. Actualmente, se consideran que bergamotina, dihidroxibergamotina y paradicina-a serían los compuestos químicos responsables de estas interacciones. Dichas interacciones se pueden producir en dos niveles:
a) Absorción intestinal, en donde el jugo de pomelo disminuiría la absorción de algunos medicamentos y, consecuentemente, llegaría menos cantidad a la sangre y el efecto terapéutico sería menor que el esperado.
b) Hepático, en donde el jugo de pomelo inhibiría algunas enzimas que son las encargadas de metabolizar los medicamentos. En este caso, la consecuencia sería que el medicamento se metabolizaría menos y el efecto terapéutico sería mayor que el esperado y, consecuentemente, podrían aparecer efectos adversos o tóxicos.
Actualmente se conocen más de una quincena de principios activos sensibles al jugo de pomelo, como por ejemplo antitusígenos (dextrometorfano), antidepresivos (buspirona, sertralina), ansiolítico (diazepam), anticonvulsivantes (carbamazepina), antiarrítmicos (amiodarona), antihipertensivos (felodipina) por mencionar algunos.
Como conclusión final, se podría sugerir consultar al médico y/o farmacéutico sobre esta interacción cuando se comience con un nuevo tratamiento. O bien tomar como precaución general, consumir el jugo de pomelo dos horas antes o cinco horas después de tomar el medicamento.
Dr Carlos Laino, Prof Titular de la Catedra de Farmacología y Toxicología de las carreras de Farmacia y Bioquímica. Universidad Nacional de La Rioja.
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